lunes, 22 de abril de 2024

VADERETO ABRIL, VIGILIA NOCTAMBULA

 Texto para el reto de abril del Vadereto, el resto de relatos, se encuentran aquí.

UNA PRESENCIA INDEFINIDA

Por Arturo MartínezMolina

Nuria paseaba, como cada noche, por el oscuro y solitario camino de regreso a su casa. Era una mujer de treinta y cinco años, atractiva y con buena figura. La vida no la había tratado bien, ni en el aspecto sentimental como laboral, por lo que pese a mostrarse jovial y alegre en público; por dentro, estaba defraudada.

Pasaba por la zona poco iluminada que intimidaba a las mujeres, por el temor a ser atacadas aprovechando la oscuridad. Los esfuerzos del ayuntamiento, para remediarlo, no duraban mucho tiempo. Al estropearse las farolas suplementarias que se añadieron en múltiples ocasiones. Y siempre se debían a fallos achacables al sistema eléctrico, no a actos vandálicos de desconocidos. Por lo que al final, y tras revisarse a conciencia el cableado, se determinó que era inviable el ampliar la luz disponible.

Aunque los más viejos del lugar, lo atribuían a un misterioso ente que rondaba esa sección del parque.

La mujer, a veces, creía notar algo inusual al caminar por allí, como si una fuerza intangible la observara y que sus sentidos fueran incapaces de percibir del todo.


Cierta noche, se encuentra con un hombre de su edad, al que nunca antes había visto. Su primera reacción fue de prudencia, al ver que tomaba su mismo camino, aunque fue cortes y siempre se mantenía a bastante distancia al seguirla por el parque. Se trataba de alguien no muy agraciado, ya fuera de cara o de cuerpo. ¡Aunque tampoco podía calificarlo de feo del todo!

«Me agrada que me deje un espacio de seguridad y a la vez me siento más protegida al saber que alguien podría auxiliarme de ser necesario», pensaba cada vez que atravesaba ahora la zona maldita del parque.

Con el tiempo, incluso se acostumbró a considerarlo su ángel de la guarda particular. Educado para no acercarse e inquietarla y que a la vez velar por ella.


Tras cerca de un trimestre de esa peculiar situación, lo sorprendió al esperarlo en la entrada del parque. Cosa que el desconocido, no había previsto y se incomodó al verla aguardarlo.

  • Me llamo Nuria, y es un poco ridículo que no vayamos juntos al cruzarlo. ¿No te parece? —propuso al indeciso hombre.

  • Puede que sea así, aunque opté por dejarte un margen de seguridad y no incomodarte con mi proximidad —respondió.

  • Me sentiré más protegida si te tengo a mi lado, ya he podido comprobar durante estos meses. ¡Que eres un perfecto caballero! —indicó al pedirle que la siguiera.

Así lo hizo e intento mostrarse afable y confiable, en todo el trayecto.


Durante las siguientes semanas, Nuria se acostumbró a su compañía e incluso la anhelaba, al haber creado un vínculo muy fuerte con el que seguía conociendo en cada paseo nocturno.

Esa felicidad se truncó de forma inesperada, en la peor noche que podía haber pasado.

  • Te apetecería que nos viéramos mañana y tomamos algo, Luis. Supongo que no trabajaras –planteó la mujer.

Había estado reuniendo valor para proponerlo, durante los cinco días anteriores. Aunque al ver la expresión que puso, comenzó a preocuparse.

  • Perdona si te ha molestado, me has caído bien y quisiera que nos conociéramos mejor. Más allá de estos paseos nocturnos –comentó en un tono distendido.

Luis se detuvo entre la luz de las dos farolas de la zona maldita y la miró a los ojos.

  • Me hubiera encantado esa cita contigo. ¡No te imaginas cuanto! —dijo con pesar— Por desgracia, esta era la última noche que podía permanecer corpóreo —continuó sin dar importancia a sus palabras.

Nuria reculó temerosa, al tomarlo por un loco.

  • ¡Me estás asustando, Luis!

El cuerpo del hombre empezó a desvanecerse ante ella, sin terminar de asimilar lo que ocurría.

«El vínculo que hemos creado ya no se romperá y podrás comunicarte conmigo si lo deseas, al estar aquí. Fuiste mi esposa en una vida pasada, y me conoces mejor de lo que puedes recordar ahora mismo.», recibió de forma directa al cerebro.

  • ¿Eres el ente que mora esta parte del parque? —preguntó la mujer, aún asimilando lo que sucedía.

«En efecto, y espero que eso no te asuste. Nada impide que sigamos conversando, en la forma en que lo hago ahora contigo.», obtuvo como respuesta.

Superada por los acontecimientos, salió corriendo de allí.


UN AÑO MÁS TARDE

Nuria pasó a ser la única del pueblo que disfrutaba de sentarse en la zona maldita del parque, al no serlo ya para ella en absoluto. Allí mantenía conversaciones con aquel, ente que conoció por cerca de cuatro meses, de manera silenciosa a la vista de todos.

Ahora sabia, que podría volver a reunirse con Luis de nuevo, si así lo deseaba. Sería al fallecer de forma natural y en parte lo anhelaba, al ser alguien afín a ella. El espíritu compartió recuerdos de ambos del siglo XVI, y no tenía la menor duda que al fin había hallado lo que la vida le negó hasta ahora.

FIN


4 comentarios:

  1. Una historia que porque no podría ser verdad.
    Los entes se quedan en el terreno etéreo para saldar cuentas o proteger a personas queridas. Y Nuria asi lo era de Luis,
    Me gusto, te felicito.
    Un saludo.

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  2. Hola, Arturo.
    Una historia muy bella y esperanzadora. Los fantasmas, los espíritus, siempre tienen una connotación asociada al terror, así como la muerte. Pero en tu historia se crea una dulce creencia en que después de ella podremos seguir en contacto con los seres queridos, incluso velando por ellos. Quién sabe.
    Me ha gustado mucho cómo has pasado del miedo a la confianza, de la compañía al amor, del fantasma al perpetuo protector y compañero. Enhorabuena.
    Muchas gracias por tu participación en el VadeReto.
    Un Abrazo Grande.

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    Respuestas
    1. Gracias, en esta ocasión, quería hacer algo diferente al típico relato de terror.

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