Relatos para el JUEVERO de esta semana, el resto los podréis encontrar aquí.
UN BOTÍN DE INCALCULABLE
VALOR
Por Arturo MartínezMolina
Ingram, "el aullador", era
uno de esos piratas que apenas destacaba por sus actividades contra
otros navíos. Solía embarcarse en otras empresas que en contadas
veces le obligaba a atacar barcos.
En esta ocasión, se habían hecho con
el mapa que daba la ubicación de una isla desconocida. En la que le
prometieron que hallarían un gran tesoro. Se encontraba en una zona
inexplorada del mar, por lo que eso causo el inmediato temor entre su
tripulación.
La arribada a su destino, no estuvo
exenta de controversia, al percibirse una extraña sensación al
poner el pie en la playa. Aunque acallo los temores, al amenazarlos
como solía hacer en esos casos. Eran unos supersticiosos, muchos de
ellos, y eso podía contagiarse al resto.
Lo que fueron a buscar, estaba en donde señalaba el mapa, lo que
calmó esos temores de inmediato. Ya todos pensaban en lo que harían
con la parte que les tocaría del inmenso tesoro que hallaron, lo
llevaron a su barco y zarparon rumbo a la isla de Gameria, el lugar
secreto de reunión de los piratas.
Tardaron varios días en darse cuenta,
de que algo extraño sucedía. Pasaban cerca de tierras que no
alcanzaban a otear los vigías y para asegurarse de no estar errados,
se aproximaron más de lo prudente a una que quedaba próxima. Tan
solo hallaron agua en su lugar.
Ingram, pese a sus
reticencias a creer en esas historias, se vio obligado a darle cierta
credibilidad y ordeno dar media vuelta para volver a aquella isla y
devolver el botín. Aunque no estaba en donde debiera, lo que los
inquieto a todos.
No tardaron en divisar otras masas de
tierra pequeñas, y comprendieron, que los trasladados a un lugar al
que no pertenecían. Del que les sería difícil escapar.
FIN
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"Naufragos"
Por Anniabel Martínez
Gómez
Hace dos años que viajo con estos
bárbaros. ¿Qué queda para un cirujano alcohólico y viejo? Solo
el mar para sobrevivir de la hambruna. Una vez fui un cirujano
reconocido, hasta que por una trampa de la vida, acabé operando a mi
hija, y matando también. El mar me ofreció una segunda oportunidad,
pero no ha sido fácil. Estos bárbaros no paran de buscarse
problemas y de paso darme trabajo. Hace unos días nos enfrentamos
con los tripulantes del barco, Dragón de Oro, solo Dios pudo
ayudarnos para salir vivos. Sobrevivimos seis, el cocinero, dos
grumetes, el contramaestre y yo. Llegamos, según los cálculos del
capitán, a una isla desierta, pero hemos encontrado huesos humanos
en la maleza, con marcas de mordeduras. Estas tierras están habitadas.
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UN MENSAJE EN LA TORMENTA
Por MaríaRosa Hernando Fernández
El día lucía como la
estrella en la inmensa oscuridad de la noche. El mar estaba en calma,
apacible y sosegado. Los hombres deambulaban por la nave, cada uno en
su quehacer, ocupados, mientras entre todos cantaban una canción,
esa saloma para estimular el trabajo a bordo. Todos coordinados en un
mismo ritmo para trabajar conjuntamente, más veloces y eficaces. Era
el modo de combatir el aburrimiento y la tensión, de crear vínculos
entre ellos y reducir el hastío de esos viajes eternos.
Cantaban;
“El barco grande por el mar surca, con sus velas blancas que el
viento empuja.
Lleva en
su interior a hombres valientes, que buscan fortuna y nuevos
horizontes.
Los
marineros cantan en la cubierta, mientras el barco surca la mar
abierta.
Sueñan
con tesoros y tierras lejanas, y con regresar a casa con llenas las
manos.
El barco
grande, gigante del mar, navega sin miedo sin importar.
Las olas
lo azotan, el viento lo empuja, y él sigue adelante, con rumbo a la
brújula.
El
capitán observa desde el timón, la inmensidad del mar, su gran
pasión.
Guía a
su barco con mano experta, y lo conduce a través de la tormenta.
El barco
grande, símbolo de aventura, que nos enseña a perseguir nuestros
sueños con bravura.
Navega
sin cesar, por la inmensidad, y llena de vida nuestra realidad.”
El Barco
Grande (Autoría popular)
Esta
canción es de dominio público
Y así
seguían una y otra vez, sin presagiar lo que estaba por venir.
En cuestión de segundos, un
alarido, un estremecedor mensaje se entremezcló con el viento
bravío, que perezoso había despertado con toda su furia.
Señor, oigo una voz,
suena tétrica y pesada. Viene del fondo de esos nubarrones. ¿Qué
dicen esas palabras? ¿Usted no lo ha escuchado? - Dijo uno de los
grumetes completamente aterrorizado.
Sí muchacho, lo he oído.
- Respondió el capitán. - No te preocupes, sigue con tu trabajo.
Jamás había visto un cambio tan repentino y mira que llevo años
surcando los mares. - Expresó en un tono casi inaudible mientras
miraba al horizonte con zozobra sintiendo la amenaza. - ¡RÁPIDO,
PREPÁRENSE PARA LA TORMENTA, LA TENEMOS ENCIMA! - Gritó a su
tripulación de repente.
Todos reaccionaron como se
esperaba, ansiosos y estresados ante un desconcertante mensaje venido
de quien sabe donde.
¡Hemos enfadado a los
dioses señor! - Gritaban los marineros con angustia.
¡Pues deberemos luchar
contra ellos! - Respondió el capitán. - Ni la tormenta, ni ese
tenebroso mensaje podrá con nosotros.
Y así lo hicieron. Se
enfrentaron al temporal de sus vidas, con valor y coraje, sin ser
conscientes de que aquel espeluznante poder, provenía del mismísimo
infierno.
Olas de una altura
inconcebible, chocaban una tras otra, sin conceder un respiro, y el
barco, como un diminuto juguete entre sus garras, acabó sucumbiendo.
Las voces y los gritos se
extinguieron engullidos entre las aguas… la nave acabó formando
parte del fondo oscuro.
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El Robo del Ojo de Dragón
Por Nelson Isaí Pérez
—Dios mío, osito, te
extrañé mucho.
—¡Cállate y pásame el
nabo, el capitán Asthur espera a por su desayuno!
Me encontraba demasiado
ocupado como para prestarle atención a mujer.
Kasey sonrió, se acercó
más a mí y me tocó con delicadeza.
—Mi amor cuéntame todo lo
que pasó en estos once meses.
Comencé a sudar cuando
ella deslizó uno de sus dedos por mi piel, sin embargo, no quería
perder el enfoque de la situación ni sucumbir a sus intenciones de
controlar mis emociones, pues hoy llevaríamos a cabo el mayor de los
robos.
—¿Y qué quieres saber
sobre los días que pasé en prisión? El color de los barrotes es
negro rojizo.
Kasey se apartó de mí,
mirándome con sorpresa y un poco de insatisfacción. Se ajustó la
blusa roja que llevaba.
—Lo siento mi amor, no
pretendía molestarte. Sólo quería saber...
Me miró con una mezcla de
seducción.
—No tienes porque
disculparte, ahora toma la bandeja y acompáñame a la habitación
del capitán.
No teníamos mucho tiempo
así que no le expliqué mi plan.
Kasey tomó la bandeja y
sonrió mientras caminaba a mi lado
—Pero mi amor ¿Por qué
no tenemos un momento para nosotros?
Me negué, no podía decirle
toda la verdad.
—¡Date prisa!
Allí estaba la puerta al
camerino del capitán Astur.
Kasey gruñó y siguió
caminando sin discutir. Luego golpeé la puerta tres veces antes de
escuchar una voz dentro, decirnos:
— ¡Pasen!
— ¡Gracias Capitán —Le
dije, pretendiendo no cometer errores.
— ¿Quién es la hermosa
señorita? —Me preguntó
—Se llama Kasey. —Traté
de parecer lo menos implicado en una relación.
Kasey tomó asiento en el
escritorio del capitán. No podía seguir sintiéndose ignorada. Un
grave error, por suerte para ambos al capitán no le desagradó. Era
evidente que la belleza que mi mujer lo había cautivado.
— ¿Bueno, y que piensas
sobre lo que te propuse?
—Creo que será algo muy
provechoso para todos. — Sonreí.
Kasey miró a Asthur con
ojos llenos de deseo e interés. Ahora su atención estaba centrada
en el capitán y no en mí. Su brazo rozó el de él en un movimiento
suave y sensual
—Gracias capitán,
realmente te agradezco tu confianza.
Ella levantó su copa y
ofreció un brindis. Asthur aceptó el reto y no tardó en caer al
suelo, dormido.
—¿Dudas de mí? Me
susurró, como quien lee la mente, mientras se aseguraba de que
Asthur quedara completamente amarrado e incapaz de hablar.
Buscamos en todas partes de
la habitación y por fin lo encontramos, era una joya en forma de un
ojo.
—¿Es lo que creo que es?
En efecto, era un ojo de
dragón. Valorado en una enorme suma del maldito metal por el que
mataría al amor de mi vida.
Nelson Pérez, El
Salvador.
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Estos han sido todos, esperamos que os hayan gustado.