jueves, 25 de abril de 2024

CUARTA SEMANA DE ABRIL 2024

Aquí están los escritos de la cuarta semana del grupo, esta vez fue Susana Torres Cabeza quien sugirió esta imagen de inspiración y estos son los microrrelatos o poemas que surgieron.

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Perfección

Por Susana Torres Cabeza

La perfección no existe. ÉL no entiende nada. No comprende que llevan dentro la semilla del mal. O del bien. Depende. De eso se trata. Tiene una mente demasiado rígida. Es normal que aquellos dos adolescentes, Adán y Eva, se la jugaran. Ja, ¡qué decepción se llevó! Y, ¿qué esperaba? Les puso unas normas absurdas. ¿Cómo no iban a desobedecer? Pobre Eva, me caía muy bien.

Me echó la culpa de eso, pero juro que yo no tuve nada que ver.

Yo sí que los entiendo. Me siento tan identificado con su forma de ser y pensar, esa dualidad, esas dudas. Se parecen tanto a mí…

No es culpa mía que su mujer se fijara en mí y me rogara un poco de cariño. Si ÉL le hubiera prestado más atención, si no fuera tan frío y de normas tan rígidas, ella no le habría engañado, los hombres no tendrían mis genes y todos ellos seguirían felices y aburridos en el paraíso.

Y sobre todo yo seguiría a su lado en el cielo.

Pero ¡qué diablos! ¡Mereció la pena!

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EL ÚLTIMO ÁNGEL

Por Arturo Martínez Molina

Gabriel, era el único superviviente de la brutal guerra civil que se desató en el cielo. Tuvo que descender a la Tierra, al colapsar su plano de existencia, al quedarse sin energía que lo sustentara.

Paso desapercibido al convertirse en humano, en una apartada aldea de la montaña. En donde vivió por varios siglos, al hacerse pasar por diferentes habitantes al acercarse la hora de su muerte.

En su décima transformación, le llamo la atención un nuevo recién llegado. Este no tardo en entrarle.

  • Hola, Gabriel. Voy a volver a restituir el cielo, te necesito.

Enseguida reconoció a Dios, que llevaba desaparecido por miles de años.

  • Encantado de serle de ayuda, señor.

Lo siguió sin poner objeciones, dejando atrás la vida a la que se había acostumbrado.

FIN

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“María”

Por Anniabel Martínez Gómez

El elemento químico tantalio, su nombre se debe a Tántalo. Según la mitología griega, Tántalo, hijo predilecto de Zeus, fue castigado con una insoportable condena por un terrible sacrilegio. Resulta que, para honrar la visita de los dioses olímpicos, no se le ocurrió otra cosa, que matar a su hijo y servirlo estofado. Sumergido en un río con deliciosos frutos a su alcance sin poder tomar agua ni comer, murió de hambre y sed. Dicen que los químicos pasaron tanto trabajo en su afán de aislar al Tantalio que lo bautizaron de este modo.

María terminó su ponencia sobre el tantalio, y se sentó satisfecha de haber encontrado una fascinante historia de aquel elemento tan “raro” que le correspondió exponer. Miró por la ventana y quedó absorta en sus pensamientos. Ella era parecida al tantalio, pensó, su abuela María fue expulsada de su casa muy joven. El padre, alcohólico, militar retirando ,la había encontrado con su mejor amiga en la cama. Así pasó a la vida de las drogas y la calle. A los dieciséis tuvo a su madre, sin saber quién era el padre. La recién nacida fue llevada a un orfanato hasta que la adoptaron a los cuatro años. Una pareja tuvo pena de una niña con aquella malformación facial. A los veintitrés, su madre, conoció a su papá, un hombre de un carácter inaguantable. Y pasaron muchos tratamientos de fertilidad para tenerla a ella; María.

Miró entonces a Sofía, su mejor amiga, y pensó que era la joven más bella del universo.

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 DESTIERRO

Escrito por: María Rosa Hernando Fernández

¿Qué debía hacer? ¿cuál era la mejor decisión?

Porque si no admitía su presencia en nuestro hogar, el descontento hubiera perjudicado el valor de una comprensión expuesta durante toda una vida y proclamada a los cuatro vientos.

Por otro lado, acoger a alguien desconocido significaba asumir un gran riesgo, y abandonar el control.

Y no quise renunciar a lo primero. Opté por olvidar todos mis miedos para que ella sintiera mi apoyo, para que entendiera el valor de mi decisión.

Abrí las puertas de mi casa y de mi corazón, dispuesta a descubrir los bellos sentimientos que les unía… abracé al enemigo sin conocerlo.

Ahora entiendo, que hiciera lo que hiciera, tomara una decisión u otra, el final hubiera sido el mismo.

El ser intruso, instauró su maldad en la mente inocente de una enamorada, y ésta asumió una falsa maldad en su familia.

Fui desterrada de su corazón.

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 Ángeles y Demonios

Por Nelson Isaí Pérez

En los días más oscuros de su existencia, Javier se hallaba al borde del abismo.

Cansado de la vida y desesperado por encontrar un escape, sucumbió a sus pensamientos más lúgubres y decidió poner fin a su sufrimiento.

Se encaminó hacia el bode del mirador, La Puerta del Diablo, donde pretendía acabar con su tormento de una vez por todas.

En ese preciso momento, se topó con una figura imponente que emanaba un aura de poder indescriptible. Era el mismísimo príncipe de las tinieblas, quien lo detuvo en seco con una mirada penetrante.

—¿Qué haces, humano? —inquirió Lucifer con voz grave y profunda.

Javier, sobrecogido por la presencia del ser infernal, apenas pudo articular palabra. Pero el ser demoníaco leyó en los ojos del hombre su intención fatal.

—El suicidio no es la respuesta a tus penurias. Hay otros caminos que puedes seguir.

Intrigado por las palabras del demonio, el hombre prestó atención mientras Lucifer le revelaba un destino diferente. Le mostró visiones de un futuro donde Javier se convertía en un gran escritor, un maestro de las palabras capaz de conmover a las almas más indiferentes.

Después de aquel encuentro, Javier abandonó su plan de autodestrucción y abrazó la nueva senda que se le presentaba.

Así, al terminar de escribir su primer libro —Ángeles y Demonios— sintió cómo su espíritu se elevaba y su dolor se desvanecía.

Los años pasaron y Javier se convirtió en un renombrado autor, admirado por millones en todo el mundo. Y aunque enfrentó desafíos y adversidades en su camino, nunca olvidó el consejo de Lucifer:

—Debes perseverar en tu sueño y nunca pierdas de vista tu objetivo.

Así, Javier encontró la verdadera felicidad en la realización de su pasión, demostrando que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz que guía el camino hacia la redención.

Nelson Pérez, El Salvador

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 Perfección

Por Susana Torres Cabeza

La perfección no existe. ÉL no entiende nada. No comprende que llevan dentro la semilla del mal. O del bien. Depende. De eso se trata. Tiene una mente demasiado rígida. Es normal que aquellos dos adolescentes, Adán y Eva, se la jugaran. Ja, ¡qué decepción se llevó! Y, ¿qué esperaba? Les puso unas normas absurdas. ¿Cómo no iban a desobedecer? Pobre Eva, me caía muy bien.

Me echó la culpa de eso, pero juro que yo no tuve nada que ver.

Yo sí que los entiendo. Me siento tan identificado con su forma de ser y pensar, esa dualidad, esas dudas. Se parecen tanto a mí…

No es culpa mía que su mujer se fijara en mí y me rogara un poco de cariño. Si ÉL le hubiera prestado más atención, si no fuera tan frío y de normas tan rígidas, ella no le habría engañado, los hombres no tendrían mis genes y todos ellos seguirían felices y aburridos en el paraíso.

Y sobre todo yo seguiría a su lado en el cielo.

Pero ¡qué diablos! ¡Mereció la pena!

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La próxima semana más.










RETO JUEVERO, LA BELLEZA DEL ALMA

 Esta es la participación de nuestro club de Escritura en el reto juevero, el resto de textos aquí.

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LA GUARDIANA

Por Arturo MartínezMolina

Su misión era sencilla, debía vigilar la entrada del laberinto, que conducía a la estrella oscura.

Siempre soplaba un fuerte viento, en el rincón apartado del reino. Así, que al no tener que preocuparse ese día por los ya de por sí escasos visitantes, se deleitaba mirándose al espejo.

FIN

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"Regreso"

Por Anniabel Martínez Gómez

El mar como un espejo. Su estrella brillando en el pecho abierto. Las olas recordándole que existe la costa, allá, donde vibra una canción. Así regresa, después de tantos años. Esperando que el viento le lleve su olor. En el laberinto de sus pensamientos la duda se expande; el miedo embustero le tiende una trampa. ¿Será que lo espera?

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Espero que los hayáis disfrutado.

lunes, 22 de abril de 2024

BIOGRAFIA DE SUSANA TORRES CABEZA

La biografía de Susana Torres Cabeza.


RESEÑA DE AUTOR:

Autora española (Zaragoza 1977) licenciada en psicología y con postgrados en mediación y adicciones comportamentales.

Lectora empedernida, ha encontrado en los géneros fantásticos (fantasía, terror y ciencia ficción) su lugar favorito, aunque de vez en cuando le guste también visitar a los clásicos. Es muy aficionada a la música rock, los cómics y el cine, artes que le influyen mucho a la hora de escribir. En sus historias disfruta sobre todo, haciéndonos transitar por los caminos del terror y la ficción especulativa, géneros que le permiten explorar la mente humana en sus múltiples facetas.

Ha publicado relatos en algunas revistas de género (Penumbria, Nocturna) y en varias antologías de diversos autores.

Es autora de la novela corta SINFORMA (Ed.DiversidadLiteraria/2024).


NOMBRE COMPLETO: SUSANA TORRES CABEZA

REDES:

TWITER: @SUSTORRESCA

INSTAGRAM: sus_trres_cbza

FACEBOOK: SUSANA TORRES CABEZA


VARIETES ABRIL, SUBLIMINAL

 Los textos para el reto mensual de Varietes, el resto de relatos aquí.


LA CONCHA SONORA

POR ARTURO MARTÍNEZ MOLINA

Ricardo paseaba por el paseo al borde de la playa, veía a ingenuos que pegaban el oído a las conchas creyendo poder escuchar el sonido del mar allí atrapado.

«No para de sorprenderme el nivel de ignorancia de algunos. ¿De verdad esperan oír el mar en las que depositan las olas?», pensó mientras los observaba.

Poco después, paso al lado de un cartel de una mujer con una concha pegada al oído. Se trataba del causante de esa confusión, un nuevo anuncio de una colonia.

FIN


VADERETO ABRIL, VIGILIA NOCTAMBULA

 Texto para el reto de abril del Vadereto, el resto de relatos, se encuentran aquí.

UNA PRESENCIA INDEFINIDA

Por Arturo MartínezMolina

Nuria paseaba, como cada noche, por el oscuro y solitario camino de regreso a su casa. Era una mujer de treinta y cinco años, atractiva y con buena figura. La vida no la había tratado bien, ni en el aspecto sentimental como laboral, por lo que pese a mostrarse jovial y alegre en público; por dentro, estaba defraudada.

Pasaba por la zona poco iluminada que intimidaba a las mujeres, por el temor a ser atacadas aprovechando la oscuridad. Los esfuerzos del ayuntamiento, para remediarlo, no duraban mucho tiempo. Al estropearse las farolas suplementarias que se añadieron en múltiples ocasiones. Y siempre se debían a fallos achacables al sistema eléctrico, no a actos vandálicos de desconocidos. Por lo que al final, y tras revisarse a conciencia el cableado, se determinó que era inviable el ampliar la luz disponible.

Aunque los más viejos del lugar, lo atribuían a un misterioso ente que rondaba esa sección del parque.

La mujer, a veces, creía notar algo inusual al caminar por allí, como si una fuerza intangible la observara y que sus sentidos fueran incapaces de percibir del todo.


Cierta noche, se encuentra con un hombre de su edad, al que nunca antes había visto. Su primera reacción fue de prudencia, al ver que tomaba su mismo camino, aunque fue cortes y siempre se mantenía a bastante distancia al seguirla por el parque. Se trataba de alguien no muy agraciado, ya fuera de cara o de cuerpo. ¡Aunque tampoco podía calificarlo de feo del todo!

«Me agrada que me deje un espacio de seguridad y a la vez me siento más protegida al saber que alguien podría auxiliarme de ser necesario», pensaba cada vez que atravesaba ahora la zona maldita del parque.

Con el tiempo, incluso se acostumbró a considerarlo su ángel de la guarda particular. Educado para no acercarse e inquietarla y que a la vez velar por ella.


Tras cerca de un trimestre de esa peculiar situación, lo sorprendió al esperarlo en la entrada del parque. Cosa que el desconocido, no había previsto y se incomodó al verla aguardarlo.

  • Me llamo Nuria, y es un poco ridículo que no vayamos juntos al cruzarlo. ¿No te parece? —propuso al indeciso hombre.

  • Puede que sea así, aunque opté por dejarte un margen de seguridad y no incomodarte con mi proximidad —respondió.

  • Me sentiré más protegida si te tengo a mi lado, ya he podido comprobar durante estos meses. ¡Que eres un perfecto caballero! —indicó al pedirle que la siguiera.

Así lo hizo e intento mostrarse afable y confiable, en todo el trayecto.


Durante las siguientes semanas, Nuria se acostumbró a su compañía e incluso la anhelaba, al haber creado un vínculo muy fuerte con el que seguía conociendo en cada paseo nocturno.

Esa felicidad se truncó de forma inesperada, en la peor noche que podía haber pasado.

  • Te apetecería que nos viéramos mañana y tomamos algo, Luis. Supongo que no trabajaras –planteó la mujer.

Había estado reuniendo valor para proponerlo, durante los cinco días anteriores. Aunque al ver la expresión que puso, comenzó a preocuparse.

  • Perdona si te ha molestado, me has caído bien y quisiera que nos conociéramos mejor. Más allá de estos paseos nocturnos –comentó en un tono distendido.

Luis se detuvo entre la luz de las dos farolas de la zona maldita y la miró a los ojos.

  • Me hubiera encantado esa cita contigo. ¡No te imaginas cuanto! —dijo con pesar— Por desgracia, esta era la última noche que podía permanecer corpóreo —continuó sin dar importancia a sus palabras.

Nuria reculó temerosa, al tomarlo por un loco.

  • ¡Me estás asustando, Luis!

El cuerpo del hombre empezó a desvanecerse ante ella, sin terminar de asimilar lo que ocurría.

«El vínculo que hemos creado ya no se romperá y podrás comunicarte conmigo si lo deseas, al estar aquí. Fuiste mi esposa en una vida pasada, y me conoces mejor de lo que puedes recordar ahora mismo.», recibió de forma directa al cerebro.

  • ¿Eres el ente que mora esta parte del parque? —preguntó la mujer, aún asimilando lo que sucedía.

«En efecto, y espero que eso no te asuste. Nada impide que sigamos conversando, en la forma en que lo hago ahora contigo.», obtuvo como respuesta.

Superada por los acontecimientos, salió corriendo de allí.


UN AÑO MÁS TARDE

Nuria pasó a ser la única del pueblo que disfrutaba de sentarse en la zona maldita del parque, al no serlo ya para ella en absoluto. Allí mantenía conversaciones con aquel, ente que conoció por cerca de cuatro meses, de manera silenciosa a la vista de todos.

Ahora sabia, que podría volver a reunirse con Luis de nuevo, si así lo deseaba. Sería al fallecer de forma natural y en parte lo anhelaba, al ser alguien afín a ella. El espíritu compartió recuerdos de ambos del siglo XVI, y no tenía la menor duda que al fin había hallado lo que la vida le negó hasta ahora.

FIN


TERCERA SEMANA DE ABRIL DE 2024

 

Tras la interrupción temporal del mundial de consignas, aquí están los escritos de la tercera semana del grupo, esta vez fue Nelson Isaí Pérez quien sugirió esta imagen de inspiración y estos son los microrrelatos o poemas que surgieron.

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El gran robo

Por Nelson Isaí Pérez

Allá por el año 2002 en la pequeña comunidad conocida como Villa La Reina nació en la mente de quien les habla la idea de crear un equipo de fútbol compuesto únicamente por promesas de 12 a 15 años con el objetivo de fomentar el deporte, alejar a los chicos de las drogas y las pandillas para reducir la violencia.
Era un dieciséis de abril, se jugaba la final del torneo de verano, con esfuerzo y dedicación habíamos logrado superar cualquier imprevisto clasificándonos a la siguiente fase como los líderes de nuestro grupo.
No es por alardear, pero la gente acudía a la cancha municipal por ver jugar a mi equipo, decían ellos que era como ver el Tiki Taka que por ese tiempo llamaba mucho la atención al otro lado del charco, en Europa, porque acá en América Central los aficionados al fútbol seguimos de cerca el fútbol español.
La etapa de cuartos de final habíamos superado con facilidad con un tres a cero, así como la semifinal.
Ese día teníamos grandes expectativas de coronarnos como campeones del torneo y así poder demostrar que no importa el lugar, sino el esfuerzo y la dedicación para forjar grandes estrellas en el deporte rey.
Ya quisiera yo que esta historia tuviera un final feliz lastimosamente y aunque sigo fiel a esas palabras el resultado no fue el que esperábamos no porque no luciéramos en la cancha ni porque no nos esforzáramos ni nos entregáramos por dar el máximo de nosotros sino porque la corrupción existe en todas partes.
Nos robaron, es lo último que diré.

Fin

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LA RESPONSABILIDAD DE LA ESTRELLA

Por Arturo MartínezMolina

El jugador, sabía que todo dependía de él, confiaban en que lograra lo imposible de alguna forma. Desde el presidente del club de futbol, hasta el último de sus compañeros, pasando por el entrenador. Que se mostraba inquieto al lado del banquillo.

Los suyos intentaban abrirle un hueco en la férrea defensa enemiga delantera, aunque sin éxito. Habían sentenciado él encuentre con un resultado de tres goles a dos, en el primer cuarto del segundo tiempo. Así que se limitaron a defenderse, evitando que les metieran el del empate.

Empapados por el sudor del esfuerzo y los nervios, al final le abrieron un pequeño pasillo, que no dudo en utilizar. A una velocidad que nadie esperaba, llego a la portería y a falta de quince minutos para la conclusión del partido, desempató el encuentro.

Celebraron el éxito, en un abrazo multitudinario, se permitieron soñar con la victoria.


Sus rivales, sabedores de que debían marcar uno al precio que fuera, descuidaron la defensa y se lanzaron a la ofensiva. Al contrario que ellos, que se replegaron a defender la portería.

Aunque él era la estrella, y debía de estar listo para desmarcarse de serle posible. Cosa que ocurrió a escasos cinco minutos de finalizar. Libre de jugadores contrarios a su alrededor, se lanzó como una bala a la portería, en donde el inquieto portero lo aguardaba. Casi sin darle tiempo a preparar la estrategia, al ver de reojo aproximarse ayuda, chuto lo más fuerte que pudo.


El árbitro pito el final del encuentro, a la par que tanto sus compañeros, como los aficionados, gritaron eufóricos su nombre al marcar el gol de la victoria por los pelos.

FIN

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“El juego de la vida”

Por Anniabel Martínez Gómez

- ¿Y cómo se conocieron el abuelo y tú?

Preguntó Maura, mientras sacudía el polvo del cuadro con la foto donde se podía distinguir aun, en blanco y negro, las figuras elegantes de los recién casados. A Maura pasar las vacaciones en la casa familiar del campo, con la abuela, no le hacía mucha gracia, pero definitivamente no le quedaba de otra.

-Cuando yo conocí a tu abuelo tenía más o menos tu edad.

Respondió, esperando la reacción de la nieta. Por eso hizo una pausa antes de continuar la historia.

- ¡Mi edad! Abuela, no estarás exagerando.

- Si, tu edad, y él cinco años mayor que yo. Fui con mi papá a regañadientes a ver un partido de futbol. Imagínate, cuatro hembras y yo la mayor, me tocó todo lo del hijo varón que buscó y buscó y nunca tuvo.

-Mejor que ser hija única, créeme, entonces si te toca todo- dijo en tono de protesta Maura.

-Entonces, lo vi por primera vez, corriendo como un demente detrás del balón. Alto, trigueño, musculoso, sudado.

-Pero abuela, no eras fácil. ¿Y qué hiciste?

-Bueno, nunca más me perdí un partido.

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Una obsesión.

Por María Rosa HernandoFernández

Todo iba bien. Era una relación normal entre dos jóvenes que comenzaban a disfrutar de sus sentimientos. Las cosas fluían, las palabras decían muchas cosas y los gestos demostraban aún más.


Pero una obsesión iba a aparecer. La sombra de un pasado familiar, el orgullo de grandes triunfos en el campo de juego como estrella de fútbol de primera división. Sentía adoración y admiración por su padre deportista.

Y de repente debían asistir a todos los partidos, debían ver todas las retransmisiones, y llegado el mundial, no existía nada más.


En ocasiones se preguntaba, cómo podía estar con alguien así, capaz de ausentarse de la realidad con el simple sonido de la patada a un balón. Y entendió que aquello era una obsesión enfermiza, un trámite inculcado año tras año por una vida familiar dedicada en exclusiva a ese deporte. Comprendió que era incapaz de compartir su amor con alguien que amaba el fútbol por encima de todo y de todos.


Pasados los primeros meses de adoración y atenciones, la realidad asomó mostrando lo que realmente era importante en su vida, y en esta, no cabían los sentimientos.


La ausencia tomó el relevo, y la frialdad acabó ganando la partida.

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Papá

Por Susana Torres Cabeza

Miró la portería. Estaba lejos, muy lejos. Kilómetros de un espacio infinito que se abrían delante de él con efecto túnel. Una gota de sudor cayó por su cara. Miró a las gradas. Unos segundos antes, cuando el jugador del otro equipo le hizo la entrada y el árbitro pitó falta, el ruido de protestas había sido ensordecedor, pero ahora el silencio era absoluto. El partido dependía de aquel tiro. Su tiro. Todo a una carta. Fama y reconocimiento o fracaso y decepción.

Un mareo repentino le hizo trastabillar. No se había metido a jugar a fútbol para aguantar tanta presión, pensó.

Se acordó de su padre. Miró a las gradas de nuevo. Sus hijos animaban desde allí. Se acordó de la decepción que sintió cuando de niño su padre había fallado un tiro del equipo regional con el que jugaba.

Miró al cielo:

-Lo siento papá - dijo.

Y levantando con fuerza el pie, tiró a portería.

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La próxima semana más.

miércoles, 3 de abril de 2024

RETO JUEVERO, LA ENTREVISTA

 Esta semana convoca Neogeminis en el reto semanal del Juevero, y esta es la aportación de nuestro club de escritura.

Imagen de Dmitry Rodionov en Pixabay

LA PRIMERA VEZ QUE VI A MI PADRE

Por Arturo MartínezMolina

Aún recuerdo lo nerviosa que estaba el día que mi madre, me dijo que me lo presentaría. Al parecer, había reaparecido al distanciarse al poco de nacer yo, por diferencias que surgieron entre ambos por motivos que no estaba dispuesta a decirme.

Al llegar al local, me indico quién era, un hombre que rondaría los treinta y de aspecto normal y que de inmediato se fijó en nosotras. Allí estaba yo, una niña de doce años, nerviosa y temblorosa por conocer al que nunca pude poner cara hasta ahora. Casi tuvieron que llevarme a empujones hacia la mesa.

  • Hola Mónica, ¡me alegro de volver a verte! —comento al sentarnos— Y de conocerte a ti, ¡al fin! Tan solo te había visto en fotos, Carol —añadió al mirarme.

  • Encantado de conocerle, señor Juan —respondí con miedo.

El hombre pareció decepcionado, de que no le llamara «papa».

  • Es la primera vez que puede verte, no se lo tengas en cuenta —dijo mi madre.

  • Se me ocurre una cosa, pequeña. Entrevístame y así me podrás conocer.

Con cierto reparo inicial, empecé a hacerle preguntas y él me respondía de forma amable a cuanto podía. Tampoco me revelo el motivo de su separación como pareja, eso me ayudo a crear un vínculo inicial con mi padre.


Ya han pasado casi tres meses desde aquel encuentro en el bar, y sigo sin saber la causa que hizo que se distanciaran hace años. Pero si lo llamo «papa» sin problemas, y no tarde en cogerle cariño. Ahora convive con nosotros y estoy encantada con que sea así, ¡ha resultado ser la figura paterna que siempre quise!

FIN

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Imagen de brando nascimento brando en Pixabay

"El bolso"

Por Anniabel Martínez Gómez

Todas las mañanas repetía la misma rutina, una taza de café, la carpeta debajo del brazo, el peine en el bolsillo y un teléfono móvil de segunda mano y de primera generación. Después de una hora y media haciendo cola tomaba uno de los pocos trasportes disponibles a esa hora; un autobús que lo llevaba hasta una cuadra antes de su trabajo. La misma monotonía se repetía día tras día, hasta que una mañana algo diferente vino a darle un giro a su existencia.

- ¿Usted es el último? - dijo una mujer de unos cincuenta años, alta, vistosa, con aspecto agradable.

-Si, yo.

-Si fuera tan amable de sostener mi bolso un minuto; es que me molestan los zapatos- y lo dijo en un susurro.

-Claro, no se preocupe- tomó con agrado el bolso, se sentía un caballero auxiliando a una bella dama.

El autobús llegó y tuvo que separarse en contra de su voluntad de la hermosa desconocida. Pasaron los días y albergaba la esperanza de encontrarla.

- ¿Usted es el último? ¡Pero si es usted!

- ¿Me recuerda?

- ¡Claro, si me robó mi bolso! - Respondió molesta.

-No, señora, está equivocada, sin duda no recuerda bien. Con gusto la ayudé, y abordé mi trasporte luego.

-Mire señor, yo le pido por favor, no quiero que lo devuelva, solo necesito un papel para usted sin importancia, pero para mi vital. Si me da el papel yo no lo denuncio y se puede quedar con lo demás.

No lo podía creer, su nuevo encuentro con la mujer había resultado muy distinto a lo imaginado, y para colmo estaba siendo acusado de algo de lo que no tenía culpa alguna.


- ¿Qué le parece si tomamos un café y pensamos juntos en lo que pudo ocurrir con su bolso?

Ella aceptó de no muy buena gana. Observándolo mientras conversaban

-Yo recuerdo que me lo dio, para ajustar su zapato. Luego llegó el autobús y se lo devolví, creo que lo puso en el piso para terminar. Tiene que creerme.

Ella lo miró, pensando que quizás, ese papel, no fuera ya tan importante.

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Espero que hayan sido de vuestro agrado.

CUARTA SEMANA DE ABRIL 2024

A quí están los escritos de la cuarta semana del grupo, esta vez fue Susana Torres Cabeza quien sugirió esta imagen de inspiración y estos s...