viernes, 7 de junio de 2024

PRIMERA SEMANA DE JUNIO DE 2024


Esta semana la imagen fue sugerida por María Rosa Hernando Fernández, y hemos realizado un texto a diez manos. Espero que os guste.

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FALSA ATADURA.

Por M.ª Rosa Hernando Fernández

Un nuevo día despertaba en Cindiena. La bruma se disipaba, y los pájaros poco a poco, comenzaban a revolotear entre ramas con sus cánticos de alegría.

Myriam todavía dormía, acurrucada entre las mantas, ajena al esplendor que tras el cristal de la ventana, irrumpía con entusiasmo, regalando nuevas oportunidades y otorgando dicha a todo aquel dispuesto a saborear una bella mañana de primavera.

Entonces, la puerta de la habitación se abrió chirriando, causando el descontento de Myriam, que deseosa prefería continuar remoloneando en el lecho.

- ¡No pongas esa cara de enfado! ¡levanta! Ahí fuera hace un día fabuloso. - Dijo su madre con ímpetu.

- ¡Noooo! Déjame un rato más. Aquí estoy calentita. No me apetece levantarme, es domingo. - Se quejó.

Pero su madre, lejos de acceder a las niñerías de su hija, se acercó a la cama, agarró la ropa, y de un estirón la retiró, cayendo en un amasijo desordenado sobre el suelo y provocando la ira de la muchacha.

- Pero mamá, ¿qué haces? - Gritó.

- Pues lo que acabas de ver. Quiero que te levantes, te asees y bajes a desayunar al porche. Te espera la naturaleza hija mía.

- ¿La naturaleza? ¿Pero qué tonterías dices? - Volvió a quejarse, mientras atónita veía como su madre desaparecía sin responder.

La mesa estaba preparada. Una jarra con zumo de naranja, tostadas de pan bañadas con mermeladas caseras. Y un sin fin de bandejas repletas de cuanto agradaba a Myriam. Su madre había dedicado dos horas para preparar el suculento desayuno, deseando ver por fin una sonrisa en el rostro siempre enfurruñado de su hija.

Pero no fue así.

Myriam se sentó, lo miró todo y dijo con tono prepotente.

- Vaya, ¿celebramos algo?

- Sí hija. Que estás viva y sana, que eres una chica afortunada, y que tienes toda una vida por delante para disfrutar de ella.

- Oh, que emoción. Maravilloso. - Soltó con desgana.

- ¿Qué te ocurre Myriam? ¿por qué actúas siempre de esta manera?

- ¿De qué manera mamá?

Entonces la muchacha mientras compartía su desazonada existencia, agarró la jarra de leche. Justo debajo había lo que parecía una carta boca abajo. La cogió, le dio media vuelta y la dejó sobre la mesa. Era una carta de tarot; el colgado.

- ¿Qué significa esto? ¿te has vuelto pitonisa?

- No querida. Esa carta es la respuesta a todo cuanto te ocurre.

- ¿Ah sí? ¿esa horrible imagen tiene la solución a mi asquerosa vida?

- No directamente. La carta en sí no tiene la llave. Solo tú la tienes, pensando y analizando todo cuanto te rodea.

Myriam quedó algo confusa, sin saber muy bien qué tramaba su a veces enigmática madre. Así que permaneció a la espera, conociéndola, tenía claro que se avecinaba un profundo monologo. Y así fue.

- Estás atada por tus pensamientos. Crees que todo está mal, que estas estancada y prisionera. Sientes que todo te abruma, los sacrificios que crees que se te exigen, la dependencia emocional que intentas ocultar, las dificultades a superar, o el temor a las pérdidas. Debes huir de la debilidad que en ocasiones fluye en tu carácter, de la introversión que por miedo muestras a los demás. Deja atrás tu victimismo y tus obsesiones. Deshazte del atasco de tu mente y de la sensación de abandono, nadie se aprovecha de ti. Eres libre hija, y puedes ser feliz. Todo eso está en tu cabeza. Solo tienes que soltarte de todas esas cosas que no te dejan ver lo maravillosa que puede ser tu vida. En esa carta estás colgada de tus propias ataduras, puedes deshacerte de ellas cuando quieras. Hazlo cariño, y fluye. Permítete sentir sinceramente sin la obstrucción de la vergüenza. Los sentimientos son bellos, no te escondas ante ellos. Mi niña, eres libre para ser tú, jamás ocultes tu esencia. Y si alguien demuestra intolerancia con tus emociones, comprenderás que no es digno de ti. Se sincera contigo misma, en todo momento, la falsedad para otros. Créeme, ese tipo de orgullo, destroza, no le permitas su influencia en tu vida. Renace cariño, suéltate, se que eres noble y maravillosa. ¡Deja que todo el mundo disfrute de ti! Eso es lo que te muestra esta carta.

Myriam se quedó inmóvil, con los ojos muy abiertos y una expresión de abrumador asombro.

Una lágrima cayó por su mejilla mientras miraba con admiración a su siempre amorosa madre, que como no, estaba dispuesta a ofrecerle esas grandes enseñanzas en el justo momento.

- Perdóname mamá. Se que muchas veces me comporto injustamente contigo. - dijo agarrándole la mano. - ¿Puedo quedarme esta carta?

- Desde luego cariño, es para ti. Llévala siempre contigo, y cuando te sientas flaquear, mírala, te recordará esta conversación.

- Gracias mamá.

Una renovada Myriam parecía haber llegado para incorporarse en el idílico cuadro de aquella bella mañana de primavera.

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Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales.

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UNA TIRADA APRESURADA

Por Arturo Martínez Molina

Soy Mary, una mujer que, en su día, fue una reconocida pitonisa en selectos círculos. Además de contar con limitados poderes de vidente, que he heredado de mi madre.

Con una edad cercana a los cincuenta, me harté de la presión que se me exigía a veces, por lo que opte por desaparecer y unirme a una feria ambulante que estuvo encantada de acogerme. A mí me permitiría ver diferentes partes del país, y el dueño del negocio, más que satisfecho de contar con alguien de mi nivel.

Con el tiempo, mi caseta gano un cierto prestigio, lo que me obligo a ocultar mi rostro a los clientes. Era algo que sabía que podía llegar a ocurrir, y que baraje con maestría, para mantenerme en un nivel bajo. No deseaba que los antiguos círculos en los que fui popular, sospecharan que era la misma persona, pese a presentarme con un nombre falso a mi clientela.


Esta experiencia que narraré, sucedió a los cinco años de viajar con ellos, en un pequeño pueblo de Texas, llamado Marga. Un hombre se presentó a poco de la hora de comer, algo que me molestaba sobremanera.

  • Si desea una lectura rápida, es cuanto puedo ofrecerle ahora. Es casi la hora de cerrar —le digo, con esperanzas de que vuelva después.

  • Esa deberá bastar, no puedo regresar por la tarde. Victoria —respondió.

  • De acuerdo, tome asiento, entonces —le indique.

Barajé los veintidós arcanos mayores con rapidez, y extendí las seis ante mí, tres en la fila superior y el mismo número en la inferior. Su lectura rápida, me dejo ya inquieta y miré de nuevo al hombre, que permanecía impasible ante mí.

  • ¿Son malas cartas? —preguntó.

  • Eso es difícil de afirmar, le diré lo que me dicen.

En la hilera superior, tenía a la emperatriz invertida, el colgado y a la muerte.

  • La primera hace referencia a una mujer que está pendiente de un cambio, que supondrá su fallecimiento o transformación. Ese es el futuro inmediato.

Tras una pequeña pausa, proseguí con la esquina inferior. En ella estaba, el emperador, la sacerdotisa y el mago.

  • La segunda, que presagia el porvenir más tardío. Un hombre con buen juicio, podría comenzar algo llevadero.

El cliente se incorporó, y antes de salir, dejo mi dinero con una buena propina.

  • Gracias Victoria, de verdad. Sus palabras me inspiran mucha confianza, para lo que voy a tener que hacer —dijo antes de salir.

Lo que escuche me dejo congelada, al haber podido ser la confesión de un futuro asesinato.


En los siguientes días, estuve al tanto de las noticias de ese pueblo, y hubo el caso de un homicidio que dejo como única superviviente a una niña de unos doce años. La cual, decía no poder recordar nada de lo sucedido esa noche.

Volvimos al cabo de un año al mismo lugar, en donde pude ver a mi misterioso cliente con ella paseando por la feria. El miedo me hizo ocultarme a sus ojos, pese a que a la pequeña se la veía feliz en su compañía, al ser su padre biológico.

FIN

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"Cuestión de fe"

Por Anniabel Martínez Gómez

Cuando mi amiga me propuso ir a aquella cartomántica, acepté por puro compromiso; nunca fui muy creyente en ese tipo de cosas. Pero bueno que no se hace por una amiga con mal de amor. Así que sin pensarlo mucho estaba ahí rodeada de paños de colores, humo, velas e incienso. En una habitación pequeña, algo así, como una sala de espera, junto a mi compañera de aventura, ojerosa y flaca de tantos días en la depresión. No entiendo ¿como alguien puede sufrir tanto por una persona que no te quiere y además te hace daño? El tiempo transcurrió de prisa. Mientras esperaba reflexionaba acerca de lo estúpido de un sufrimiento por amor. ¿Si tus sentimientos no son correspondidos de que vale tanta tortura, y daño autoinfligido? También tenía algo a mi favor , yo nunca había pasado por una experiencia de ese tipo. Terminó finalmente la espera cuando salió mi amiga con rostro serio.

- Dice la adivina que quiere verte.

- ¿ A mi? -me dije sorprendida.

- Si , y me dijo que era importante.

Yo no había venido para que me adivinaran nada, es más que, prefería no saber mi futuro.

- Dale, yo te espero, no te vas a arrepentir, es de vida o muerte.

Aquello era más bien un mandato, claro que me tenía que esperar, si vine por ella.

Casi por obligación, por salir de la situación entré a la habitación donde me esperaba una mujer joven; más de lo que imaginaba; vestida bastante casual.

- ¿Tú eres Mariana verdad?

- Si -dije todavía desconfiada pero relajada.

- Lo que tengo que decirte es que en las cartas de tu amiga hay algo que te incumbe a ti, por eso te hice pasar.

- Bueno, pues, dígame que es eso que dicen las cartas.

- Que va a sufrir por tu pérdida, producto a un terrible accidente automovilístico

-¿Pero por qué me cuenta eso? -dije exaltada.

-Porque hace cinco minutos debió haber pasado.¿Has oído hablar de la teoría de la tostada quemada?

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La pitonisa

Por Susana Torres Cabeza

Sandra me gustaba y a ella le gustaban aquellas cosas, así que accedí a entrar a la carpa.

Al traspasar aquella cortina tuve la sensación de cruzar un umbral. Fuera el día era caluroso y el sol brillaba sobre las cabezas de los niños. Allí en cambio, hacía frío y un ambiente tétrico conseguido con humo artificial y oscuridad rodeaba una única mesa circular. En el centro de aquella mesa una mujer de mediana edad barajaba unas cuantas cartas de tarot.

Nos invitó a sentarnos y solicitamos dos tiradas. Pagamos por adelantado como nos indicó.

Empezó Sandra. Sacó la carta de la rueda de la fortuna. Su tirada debió de ser muy fácil para la experta timadora ya que los ansiosos gestos faciales que expresaba mi amiga delataban claramente sus deseos ocultos. Amor y salud principalmente. Cómo casi todo el mundo.

Unas cuantas cartas marcadas, un pasado y un futuro impreciso y hecho. Sandra quedó impresionada. De no ser por mi presencia la avispada pitonisa le hubiera estafado más dinero.

Después, siguiendo los deseos de Sandra, me tocó a mí, pero conmigo la adivina pinchó en hueso. Yo era un escéptico y nada de lo que me explicaba me convencía.

Ella se hartó de mis impertinentes respuestas y jugó sucio.

No sé cómo lo hizo, pero la siguiente carta fue el ahorcado. Una carta que significaba sufrimiento y vergüenza, traición y castigo.

Según la bruja, yo había hecho algo malo y debía pagar por ello.

Sandra se mostró muy preocupada por el resultado de aquel juego y estuvo toda la tarde agobiándome. Yo me reí y me indigné de la absurdidad de aquel juego. Intenté convencerla de que era una tontería. Era imposible que la pitonisa supiera nada del asesinato.

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Espero que hayáis disfrutado, esta nueva experiencia de nuestro club de escritura.


4 comentarios:

  1. Felicitaciones a los cuatro relatos, cada uno interesante bajo un mismo contexto. Un abrazo.

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  2. Son buenos relatos, y fáciles de leer. Por el arte adivinatorio, pues.

    Un abrazo

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Me complace comunicar, que de cara al siguiente número de la revista del título, pasaremos a colaborar con los textos de nuestras actividade...